Cómo evitar el envejecimiento de la piel
El envejecimiento de la piel se debe a múltiples factores que forman el exposoma cutáneo. Uno de los más estudiados es el efecto de la radiación solar, ya que tanto la luz visible como la luz ultravioleta inducen la degradación de la matriz dérmica, modifican la composición lipidica de la capa más externa de la epidermis y modulan la pigmentación de la piel.
El efecto de la luz azul de los dispositivos electrónicos
Asimismo se ha estudiado que la luz azul que emiten dispositivos electrónicos como smartphones o tablets disminuye la proliferación y promueve la diferenciación de queratinocitos, e induce la formación de radicales libres en la piel. Además, las propiedades de propigmentación de la luz azul-violeta inducen una pigmentación marcada y prolongada relacionada con la dosis de exposición.
Esto hace que la piel se muestre más deshidratada y con una pigmentación irregular cada vez en pacientes de menor edad.Algunas investigaciones han demostrado que los pacientes que no utilizan fotoprotección diaria envejecen un 24% más que los pacientes que si la utilizan, cosa que no se ha demostrado respecto a la flaccidez cutánea.
Además del efecto de la luz solar, la contaminación ambiental influye en el envejecimiento de la piel. A más exposición a partículas pequeñas, mayor envejecimiento cutáneo. Si los niveles de dióxido de nitrógeno y de ozono son mayores, aumenta exponencialmente el número de manchas en la piel y formación de arrugas.
La relación entre el tabaquismo y el envejecimiento de la piel está respaldada por estudios epidemiológicos y evidencia in vitro.
La piel del fumador se ha caracterizado por prominentes arrugas faciales particularmente alrededor de la boca y el labio superior y los ojos. El tabaquismo altera el tono y la luminosidad de la piel y se ha demostrado que mejora con el abandono del hábito de fumar. El tabaco deteriora la formación de fibroblastos y da lugar a su senescencia. Algunos estudios señalan que el tabaco induce el daño por estrés oxidativo e inhibe la defensa antioxidante del cuerpo. No se ha calculado exactamente qué dosis induce esos cambios y cuánto se debe a una exposición directa de la piel o a una exposición sistemática tras la inhalación.
Se ha comprobado que una ingesta rica de verduras, aceite de oliva y legumbres parece proteger contra el daño actínico cutáneo, en cambio, una dieta rica en carne, productos lácteos y mantequilla parece ser perjudicial. También se ha visto que consumir mucho azúcar está asociado con presentar más arrugas al igual que el consumo excesivo de alcohol. Un estudio realizado en mujeres japonesas comprobó que la nutrición, en general, puede ser responsable de hasta el 30% de las arrugas.
El estrés y la falta de sueño son dos factores que están en estudio. El primero afecta a la integridad de la piel, pero no hay evidencia directa que muestre que el estrés exacerba el envejecimiento, por lo que esta relación no está todavía claramente demostrada. Algunos datos apoyan que el estrés induce un declive en la permeabilidad epidérmica y un deterioro de la función barrera y de su recuperación. En cuanto al sueño, algunos estudios muestran que dormir menos de cinco horas por noche se vincula con más signos de envejecimiento y una reducción de la función barrera de la epidermis.
No se conoce el efecto de la temperatura fría en la piel pero si sabemos que la exposición al calor de forma aguda estimula la formación de nuevos vasos y causa daño oxidativo en la piel.
Y si todos estos factores potencian el envejecimiento de nuestra piel, ¿qué podemos hacer?
Una vez conocidos todos los factores que afectan a tu piel en particular, en nuestra consulta creamos un protocolo específico de trabajo basado en tratar no solo tu piel en superficie, sino también a nivel celular mediante el uso de cosmética específica antipolución, técnica que posee L-Carnosina, péptido mimetico que actúa como un protector para evitar el estrés oxidativo que provocan las luces azules de los dispositivos electrónicos.
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